jueves, 8 de mayo de 2003

DUHALDE, KIRCHNER...LO QUE VENDRÁ

Ya instalado en el gobierno debemos pensar que puede ocurrir en esta nueva etapa que comenzó el 25 de mayo, con el candidato que preveían con un apoyo electoral inédito pero asumió en condiciones contrarias- 22% de los votos contabilizados, que en realidad fueron el 18% del padrón-; lo que revela el exiguo entusiasmo despertado por el santacruceño, hecho tenido muy en cuenta por la burguesía en el poder, ya que luego de festejar ruidosamente la asistencia a las urnas y la decisión de la enorme mayoría de optar por algún candidato se dedicó, luego del tropiezo sufrido a causa de la deserción de Menem, a rodear de un seudo calor “popular” al nuevo presidente con el fin de fraguar expectativas totalmente inexistentes. Hasta aquí podemos decir que las masas asalariadas y otras capas populares, a pesar del retroceso que significó el no boicot a las elecciones, no están entregadas a sus enemigos de clase -la burguesía imperialista y sus gerentes locales y regionales-.

Lo que sí conviene reconocer que estos últimos se han recuperado del serio vapuleo al que fueron sometidos, especialmente a partir del 19-20 de diciembre de 2001, y lentamente están recomponiendo sus filas y han logrado una continuidad en su política, algo que hace tiempo no se veía; prueba de ello es la integración al nuevo gabinete ministerial de varias figuras “duhaldistas” -fundamentalmente el Ministro de Economía-.

Otra cuestión central que no debemos soslayar, y quizás sea la más importante, es el claro indicio del comienzo de una nueva etapa del “modelo” dentro del sistema-capitalista-; las concesiones, aunque mínimas, hechas por Duhalde cada vez cobran más nitidez con algunas aciones concretas de Kirchner: laudar a favor de los asalariados -docentes de Entre Ríos-, el postergar o por lo menos escalonar los aumentos de las tarifas de los servicios básicos -luz,gas teléfonos,sanitarios-, postergaciones a los urgentes requerimientos de pagos a los organismos internacionales de crédito, descabezamiento de las cúpulas militares -en las tres fuerzas-, inminente “ajuste de cuentas” a la Corte Suprema de Justicia -con el primer nombre propio al respecto: Carlos Fayt; sumado a todo esto una conducta distinta a los ojos de las masas -medidas rápidas y sin grandes discursos y/o anuncios-, ninguna ostentación de “Poder” -todo lo contrario-. En este sentido hay que señalar tendencias más estratégicas aún, señales claras hacia gobiernos que aceptan las reglas de juego capitalistas, pero con planteamientos distintos a la “ola neoliberal” de la década de 1990, tales son los casos de Venezuela y Cuba fundamentalmente -el acto público realizado por el gobierno cubano con la asistencia y protagonismo excluyente de su máxima figura así lo certifican-; en el mismo sentido se está intentando conformar un bloque latinoamericanista, más amplio que el Mercosur, para afrontar una contingencia muy grave como la presente -es el momento de mayor miseria y sufrimiento para enormes masas, con el marco nada halagüeño de una crísis galopante del sistema capitalista a escala planetaria. Lo que hay que seguir con extrema atención hasta dónde podrán los mismos dirigentes políticos, con matices ideológicos, responsables de tamaño desastre social gestado en los últimos 25 años de atemperar las consecuencias de lo antedicho y canalizar la protesta y los fuertes remezones que le están causando al capitalismo las masas populares para lograr la supervivencia del sistema de explotación que nadie cuestiona en profundidad, la alternativa “distribucionista” y “reformadora” reivindicada por Fidel Castro en las postrimerías de su discurso del lunes 26 nos alertan que se está fraguando otro engaño de la burguesía, para sortear otra coyuntura revolucionaria objetiva, que le falta el condimento subjetivo de la conducción política que necesitan los pueblos, y los asalariados en primer lugar, para revertir en la realidad concreta la dirección impuesta a la sociedad por los explotadores capitalistas y dar el salto de calidad con una revolución socialista, que será verdadera sólo si los medios de producción definitorios de la economía pasan a manos de sus infaltables hacedores -los trabajadores-.

Una nueva etapa se abre en la lucha de clases, el discurso avasallante de las privatizaciones y los atropellos gratuitos a los asalariados y el pueblo feneció llegó la hora de los engañadores reformistas, la situación mundial no los favorece, no obstante pueden hacer confundir y dilatar el advenimiento de la ineluctable revolución socialista; los planes de contención social harán que las masas de desocupados -marginados- vayan perdiendo el protagonismo de la última década, el leve reanimamiento de la economía traerá, a la par que cierto alivio a las mayorías sufrientes, la creciente participación de los asalariados ocupados, y por lo tanto insertos en la actividad social, que garantizan el avance de la conciencia política que cuestione a fondo al sistema capitalista, pero esto no alcanza -el trabajo político ideológico a favor del cambio revolucionario es indispensable para: desalojar de la escena las ideas incorrectas de los “reformismos”, como así también abrir el horizonte para conquistar el Poder, que no es otro que el aparato estatal en manos de la burguesía, y desde allí proveer de cimientos sólidos a una sociedad anticapitalista. Esclarecimiento y cosnstrucción de la “Herramienta” para la toma del Poder son las tareas indispensables que los más avanzados componentes de la clase asalariada y el pueblo deberán llevar a cabo, sin prisa pero sin pausa.

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